El enfoque cognitivo-conductual tiene su base en la creencia de que son los pensamientos que tenemos respecto a las situaciones lo que nos genera malestar, por lo cual busca identificar y modificar patrones de pensamientos para hacerlos más funcionales.
Es uno de los enfoques con más evidencia científica para tratar temas de ansiedad y depresión, además la tercera generación de este enfoque como la DBT, permite a la persona adquirir nuevas habilidades como mindfulness, tolerancia al malestar, eficacia interpersonal y regulación emocional.