La terapia cognitivo-conductual se adapta una gran variedad de necesidades y problemas a abordar, se trabaja enseñando a reconocer los estilos de pensamiento que predisponen a llegar a conclusiones poco útiles para el paciente o pensamientos disfuncionales, se persigue que el cliente tenga más capacidad para cuestionarse y detectar patrones tÃpicos de pensamiento que le causan problemas.
Desde la perspectiva humanista, el individuo es un ser consciente, intencional y en constante desarrollo, cuyas representaciones mentales y estados subjetivos son una fuente de conocimiento sobre sà mismo. Por eso, el paciente es el principal actor en su búsqueda existencial o de significado sobre su propia vida, que se pregunta el porqué de lo que le ocurre y qué puede hacer para mejorar su situación.